jueves, 23 de mayo de 2013

¿TIENES SANGRE ÁCIDA O ALCALINA? - LA ACIDEZ, CAUSA DIRECTA DE CÁNCER.

“El PH ácido de la sangre es el causante del 98% de las enfermedades degenerativas y mortales del hombre, y principalmente del cancer”. 
Otto Heinrich Warburg (1883-1970).

En el año 1931 el científico Otto Heinrich Warburg (1883-1970) recibió el premio Nobel por descubrir la causa primaria del cáncer en su tesis "La causa primaria y la prevención del cáncer". Según el Sr. Warburg, el cáncer es la consecuencia de una alimentación antifisiológica y un estilo de vida antifisiológico. ¿Por qué?



“Una alimentación antifisiológica (dieta basada en alimentos acidificantes y sedentarismo), crea en nuestro organismo un entorno de acidez y éste, a su vez, provoca la expulsión del oxígeno de las células.”


El Sr. Warburg afirmó:

"La falta de oxígeno y la acidosis son las dos caras de una misma moneda: cuando usted tiene uno, usted tiene el otro".

"Las substancias ácidas rechazan el oxígeno; en cambio, las substancias alcalinas atraen el oxígeno".
"Privar a una célula de oxígeno durante 48 horas puede convertirla en cancerosa".
"Todas las células normales tienen un requisito absoluto para el oxígeno, pero las células cancerosas pueden vivir sin oxígeno (esta es una regla sin excepción)".
"Los tejidos cancerosos son tejidos ácidos, mientras que los sanos son tejidos alcalinos".



Warburg escribió en 1968: “pronto recibiré un tercer premio Nobel, porque de aquí a dos o tres años habré solucionado el problema del cáncer”. Falleció dos años después a las puertas de su gran descubrimiento. Desde entonces la investigación para la cura del cáncer se desvió de los métodos nutricionales hacia los actuales métodos químicos, físicos y genéticos, todavía sin resultados convincentes. 

En su obra "El metabolismo de los tumores", Warburg demostró que todas las formas de cáncer se caracterizan por dos condiciones básicas: la acidosis y la hipoxia (falta de oxígeno). También descubrió que las células cancerosas son anaerobias (no respiran oxígeno) y no pueden sobrevivir en presencia de altos niveles de oxígeno. En cambio, sobreviven gracias a la glucosa siempre y cuando el entorno este libre de oxígeno.
Por lo tanto, el cáncer no sería nada más que un mecanismo de defensa que tienen ciertas células del organismo para continuar con vida en un entorno ácido y carente de oxígeno. Las células sanas viven en un entorno alcalino y oxigenado, lo cual permite su normal funcionamiento. Una vez finalizado el proceso de la digestión, los alimentos generarán una condición de acidez o alcalinidad al organismo en función de la calidad de las proteínas, los hidratos de carbono, las grasas, los minerales y las vitaminas.

El resultado acidificante o alcalinizante se mide a través de una escala llamada PH, cuyos valores se encuentran en un rango de 0 a 14, siendo el PH 7 un PH neutro. Es importante saber cómo afectan a la salud los alimentos ácidos y alcalinos, ya que para que las células funcionen en forma correcta y adecuada su PH debe ser ligeramente alcalino. En una persona sana el PH de la sangre se encuentra entre 7,40 y 7,45. Tener en cuenta que si el PH sanguíneo cayera por debajo de 7 entraríamos en un estado de coma próximo a la muerte.

La alcalinidad es lo opuesto de acidez, este término se interpreta en forma muy limitada, la acidez se asocia al clásico ardor estomacal o a los flujos. La adecuada comprensión y la posterior corrección de la acidificación orgánica, servirá para resolver la mayor parte de los grandes problemas que afligen a la salud pública. Estos conceptos han sido científicamente demostrados por grandes investigadores de nuestro siglo y utilizados desde tiempos remotos en la medicina oriental. 
Dado que la química corporal genera infinidad de reacciones y exigencias especificas, intentaremos comprender aquí como funciona el mecanismo base del equilibrio acido-alcalino a nivel celular. Los trillones de células que componen nuestro organismo, necesitan alimentarse, eliminar residuos y renovarse constantemente. A fin de satisfacer esta exigencia vital, la sangre cumple dos funciones vitales para el correcto funcionamiento celular: llevar nutrientes (sobre todo oxigeno) y retirar los residuos tóxicos que genera la transformación (metabolismo) de dichos nutrientes. A nivel celular se produce una especie de combustión interna, que libera calor corporal. Los residuos que se originan en este proceso de combustión, son de naturaleza ácida y deben ser evacuados del organismo mediante la sangre, a través de las vías naturales de eliminación (hígado, riñones, pulmones, piel).


Para cumplir eficazmente dicha tarea, y por otra cantidad de razones orgánicas, el plasma sanguíneo debe de mantenerse con un ligero nivel de alcalinidad. El PH de la sangre puede oscilar en un estrecho margen: entre 7.35 y 7.45 (“arriba de siete”). Al transgredir estos limites, la sangre pierde capacidad de almacenar oxigeno en los glóbulos rojos y también pierde eficiencia en la tarea de eliminación de los residuos celulares. En pocas palabras, la sangre no nutre y no limpia las células, génesis profunda de cualquier enfermedad. Para dar una idea del estrecho margen de maniobra del PH sanguíneo, digamos que al descender de 7 se produce el coma diabético y la muerte. Cuando se incrementa el nivel de acidez sanguínea, varios mecanismos (tampones) buscan restablecer este vital equilibrio. En todos los casos se requiere eliminar toxinas y metales pesados, con la suficiente presencia de bases (álcalis) que neutralicen los ácidos. O sea que un eficiente metabolismo celular exige un constante flujo de sustancias alcalinas, con el fin de poder eliminar y neutralizar los ácidos provenientes del alimento y del metabolismo celular.

En primera instancia y como mecanismo más simple hay que eliminar toxinas y metales pesados, y a su vez la sangre obtenga suficientes bases de los alimentos. 
En caso de carencia (tanto por excesos de ácidos circulantes como por deficiencia nutricional de bases), la sangre echa mano a dos mecanismos de emergencia para preservar su equilibrio, uno consiste en derivar ácidos, depositándolos en los tejidos a la espera de un mayor aporte alcalino. Esto genera (reuma, problemas circulatorios, afecciones de piel, etc.) El otro mecanismo es recurrir a su reserva alcalina: las bases minerales (calcio, magnesio, potasio) depositadas en huesos, dientes, articulaciones, uñas y cabellos. De este modo, la sangre se convierte en un “saqueador” de la estructura orgánica, con el único objetivo de restablecer el vital equilibrio acido-básico que permite sostener el correcto funcionamiento orgánico.
Esta lógica funcional es la homeostasis orgánica, que significa “mantener la vida generando el menor daño posible”, para el organismo, una menor densidad ósea no significa peligro para la vida, pero sí un PH acido en la sangre. Así funciona el mecanismo de la descalcificación y la desmineralización. Los huesos ceden calcio en forma de sales alcalinas, se hacen frágiles y hay osteoporosis; las piezas dentales se fisuras con facilidad y surgen caries; las unas muestran manchas blancas y se tornan quebradizas; las articulaciones degeneran y hay artrosis; el cabello se debilita y se cae; se advierten lesiones en las mucosas, piel seca, anemia, debilidad, problemas digestivos, afecciones de vías respiratorias, infecciones, sensación de frio, etc. Normalmente no se asocian estos síntomas con la acidez. 
Un ejemplo es la osteoporosis, clásica enfermedad de acidificación. Sin embargo se le combate inadecuadamente con alimentos (lácteos) que, por su aporte acido, agravan el problema. Otro ejemplo es la anemia, cuadro que consiste en la baja capacidad de lo glóbulos rojos para suministrar el oxigeno adecuado a los tejidos del cuerpo. Como vimos, esto es consecuencia de la acidificación sanguínea. El sentido común nos indica que frente a osteoporosis y anemia, lo correcto es atacar la causa profunda del problema: alcalinizar el organismo para neutralizar su acidez.
Por lo anterior podemos concluir que para permitir el normal trabajo de la sangre y las células, debemos de ser cuidadosos en la parte que realizamos a nuestro cuerpo a través de los alimentos que ingerimos. Por un lado tratamos de evitar alimentos (y situaciones, según veremos mas adelante) acidificantes, y por otro incrementando la provisión de bases a través de una mayor ingesta de alimentos alcalinizantes. Todo esto complementado por un buen aporte de oxigeno, a través del necesario movimiento, y un correcto funcionamiento de los órganos depurativos encargados de eliminar ácidos.
LA ACIDEZ, CAUSA DIRECTA DE CÁNCER.

Las Células Sanas viven en un entorno alcalino, y oxigenado, lo cual permite su normal funcionamiento. Las Células Cancerosas viven en un ambiente extremadamente ácido y carente de oxigeno.

El Doctor George W. Crile, uno de los cirujanos más importantes del mundo declaró abiertamente:
“Todas las muertes mal llamadas naturales no son más que el punto terminal de una saturación de ácidos en el organismo”.
“Contrario a lo anterior es totalmente imposible que un cáncer prolifere en una persona que libere su cuerpo de la acidez, nutriéndose con alimentos que produzcan reacciones metabólicas alcalinas y aumentando el consumo del agua pura; y que, a su vez, evite los alimentos que originan dicha acidez, y se cuide de los elementos tóxicos. En general el cáncer no se contagia ni se hereda…lo que se hereda son las costumbres alimenticias, ambientales y de vida que lo producen.”
“La lucha de la vida es en contra de la retención de ácido”. “El envejecimiento, la falta de energía, el mal genio y los dolores de cabeza, enfermedades del corazón, alergias, eccemas, urticaria, asma, cálculos y arteriosclerosis no son más que la acumulación de ácidos.”
ENLACES DE INTERÉS:

Productos que pueden ayudar a eliminar la acidez:
www.synergyworldwide-espana.com

PDFs:

FUENTE: www.wikipedia.org, Instituto Nacional del Cáncer de EEUU, Centro Internacional de Cáncer y Nutrición
 

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